¿A quién pertenece el diseño de su producto?

Cuando los compradores extranjeros adquieren productos de fábricas chinas, la gran cuestión suele ser a quién pertenece el diseño del producto. Esta cuestión se discute a menudo de forma teórica, basándose en los principios de la ley de propiedad intelectual, sin llegar al punto real. Usted encarga un producto a la fábrica china A. Decide que el precio que la fábrica A le cobra por el producto es demasiado alto. La cuestión fundamental es la siguiente: ¿puede usted coger ese mismo producto y mandarlo hacer en la fábrica B?

Supongamos que utiliza el siguiente procedimiento. Encuentra un producto fabricado y diseñado por una fábrica china. Normalmente, no se compran productos "tal cual". Lo normal es que personalice el producto, tal vez cambiando sus colores y/o el diseño de su superficie y/o pequeñas características superficiales, como el número de botones.

En esta situación, la fábrica china adoptará la postura de que el diseño es suyo y usted no tiene derechos sobre el diseño subyacente. En términos generales, la fábrica china dirá:

a. La fábrica china es propietaria del diseño subyacente y puede vender ese producto en cualquier parte del mundo.

b. Chinese Factory se compromete a "personalizar" su producto para usted realizando cambios superficiales como el color, el logotipo o las características de diseño de la superficie. Chinese Factory se compromete a no fabricar y vender un producto que utilice esas mismas características para su venta en cualquier parte del mundo.

Dada esta posición básica, ¿qué ocurre si se quiere acudir a otro fabricante para el mismo producto? Hay varias respuestas alternativas:

i. La respuesta normal es que la fábrica china le dice que puede seguir adelante y personalizar el producto fabricado por una fábrica diferente, pero NO puede hacer que esa fábrica fabrique su producto basándose en nuestro diseño de producto subyacente.

ii. Como alternativa, algunas fábricas le dirán que puede ir a otra fábrica, pero que debe pagarnos un canon.

iii. Como alternativa, algunas fábricas aceptarán concederle una licencia para ir a otra fábrica con el único fin de fabricar el producto, pero no para realizar ninguna adaptación u otra "obra nueva" basada en el diseño subyacente.

¿Dónde encaja su programa chino en este sistema? La mayoría de los compradores se decantan por la alternativa b. Se trata de una especie de stand-off. La fábrica china no puede vender "su" producto personalizado en ningún lugar del mundo, pero usted se queda con la fábrica china. Si quieres ir a otra fábrica, tienes que empezar de cero o pagar un canon que suele ser muy alto. Esto puede ser un desastre si no hay una fuente alternativa disponible para su producto.

Otra cuestión que se plantea en esta situación es la de la exclusividad. Si ha trabajado duro para crear un mercado para un producto específico en un territorio determinado, no querrá que se venda prácticamente el mismo producto en ese territorio en competencia directa con el suyo. Es habitual establecer que su fábrica no pueda vender el producto personalizado a ningún otro comprador. Por otro lado, la fábrica es libre de trabajar con otro comprador que personalice el producto de otra manera. Es ese producto personalizado alternativo el que aparecerá entonces como competidor en su territorio.

Obtener el acuerdo de su fábrica china para que no venda su producto personalizado a nadie más es relativamente fácil porque nadie más quiere realmente ese producto. Es mucho más difícil conseguir que su fábrica china acepte no vender un producto alternativo a otro comprador extranjero. Si busca ese tipo de protección, debe tener claras las normas y esperar que la fábrica china sólo las acepte si recibe un beneficio sustancial por ello. Ese beneficio suele ser su acuerdo con un volumen específico de compra de productos por cada año de exclusividad. Las grandes empresas suelen conseguir este tipo de acuerdo; las PYME, mucho menos.