La venta de alimentos con CBD es legal en el Reino Unido (por ahora)

La semana pasada, la Food Standard Agency ("FSA"), organismo responsable de la protección de la salud pública en relación con los alimentos en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte (colectivamente, el "Reino Unido"), despejó el camino para la venta de alimentos con infusión de CBD durante los próximos 12 meses.

En concreto, la FSA da de plazo al sector del CBD hasta el 31 de marzo de 2021 para presentar solicitudes válidas de autorización de nuevos alimentos que garanticen que estos productos cumplen normas de seguridad específicas. Tras la fecha límite del 31 de marzo de 2021, solo los productos para los que se haya presentado una solicitud válida podrán permanecer en el mercado.

Aunque el Reino Unido rompió recientemente sus lazos con la Unión Europea, la FSA ha optado por alinear su política con la de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ("EFSA"). Las directrices de la EFSA sobre los cannabinoides coinciden en gran medida con las de la Food and Drug Administration ("FDA")de Estados Unidos, en el sentido de que exigen que todos los productos alimenticios infundidos con cáñamo o sus derivados reciban una autorización previa a su comercialización con arreglo a la normativa de la Unión Europea sobre "nuevos alimentos", ya que estos productos no se utilizaban de forma significativa como alimento o ingrediente alimentario antes del 15 de mayo de 1997.

Según informa Hemp Industry Daily, las empresas de CBD que deseen vender en el mercado británico enviarán planes de aprobación a la EFSA hasta finales de 2020, momento en el que todas las solicitudes se transferirán a la FSA.

Así que, por ahora, la venta de alimentos con infusión de CBD es legal en el Reino Unido siempre que estos productos lo sean:

  1. Debidamente etiquetados, incluso sin declaraciones de propiedades saludables;
  2. Seguros para el consumo; y
  3. No contienen THC ni otras sustancias controladas.

A pesar de que la FSA dio luz verde a la venta de alimentos con infusión de CBD, la agencia también advirtió a los consumidores sobre sus posibles efectos secundarios.

Basándose en un informe científico emitido por el Comité de Toxicidad de las Sustancias Químicas en los Alimentos, los Productos de Consumo y el Medio Ambiente ("COT") del país, las directrices de la FSA advierten a las mujeres embarazadas y lactantes de que "no consuman productos con CBD" y recomienda a los adultos sanos que limiten su dosis diaria a no más de 70 miligramos, lo que equivale a 28 gotas de aceite de CBD al 5%.

Tras revisar los datos científicos del Epidiolex utilizados previamente por las autoridades sanitarias europeas y extranjeras, incluida la FDA, para la aprobación del fármaco, el COT concluyó que, al tratarse de datos destinados a uso farmacéutico y no de venta libre, el "equilibrio entre riesgos y beneficios que no se aplica a los alimentos".

Por lo tanto, al redactar esta nueva política, la FSA optó por un enfoque pragmático que equilibra la demanda de los consumidores de productos alimenticios infundidos con CBD con la protección de la salud pública y proporciona una aclaración muy necesaria sobre la legalidad de la venta y comercialización de alimentos infundidos con CBD.

Dicho esto, las directrices también crean algunos retos importantes para la industria. En efecto, el proceso de solicitud de nuevos alimentos es exigente y oneroso. A menos que una autorización general cubra cada forma final de CBD (esta cuestión aún debe ser aclarada por la FSA), esto significaría que sólo un puñado de empresas de CBD podrían permitirse solicitarla. Esto, a su vez, consolidaría estos productos y ofrecería un monopolio a las empresas que logren obtener una aprobación.

No obstante, las directrices de la FSA son un paso en la dirección correcta porque animan a la industria del cáñamo-CBD a colaborar, educar y asesorar, pero también son un ejemplo para otras agencias reguladoras, incluida la FDA, a la hora de forjar un camino claro para la venta y comercialización de estos productos en todo el mundo.