Elecciones presidenciales en Chile: Una victoria para el cannabis (más o menos...)

Las elecciones presidenciales de Chile se encaminan hacia una segunda vuelta. Estamos atentos por muchas razones, entre ellas el hecho de que los resultados tendrán implicaciones significativas para la política del cannabis, no sólo en Chile, sino en toda América Latina.

El ganador de la primera vuelta fue José Antonio Kast, que se impuso por los pelos al segundo clasificado, Gabriel Boric. Kast y Boric no podían ofrecer orientaciones políticas más divergentes. El primero es un conservador (algunos dicen ultraconservador o ultraderechista) defensor del modelo neoliberal chileno, que piensa que los partidos de derecha establecidos en Chile están adoptando los "eslóganes de la nueva izquierda".

Por su parte, Boric es un antiguo dirigente estudiantil, cuya coalición incluye al Partido Comunista de Chile. Boric ha prometido acabar con el sistema neoliberal chileno, subiendo los impuestos, aplicando una política industrial y eliminando el sistema privado de pensiones, seña de identidad del modelo actual.

Sin embargo, en lo que respecta al cannabis, no hay tanta diferencia entre las posturas de los dos candidatos.

La plataforma de Boric incluye un llamamiento a considerar cambios legales para legalizar el cannabis de uso adulto. Esta postura no es tan sorprendente para un antiguo líder estudiantil de 35 años con una trucha tatuada en el antebrazo (un homenaje a la región de Magallanes de la que procede y a la que representa en la asamblea legislativa de Chile). Sin embargo, los últimos ciclos electorales en América Latina dejan claro que la izquierda no siempre está del lado de la legalización.

Kast, por su parte, apoya el uso médico del cannabis, aunque no su uso recreativo. Francamente, esta es una postura mucho más moderada de lo que cabría esperar de alguien demonizado como "miembro de la extrema extrema derecha." Contrasta sus puntos de vista con los del brasileño Jair Bolsonaro, con quien a menudo se compara a Kast. El brasileño se opone rabiosamente al cannabis medicinal, opinando que "la izquierda siempre aprovecha una oportunidad para conseguir drogas" y lamentando que es "hierba sí, cloroquina no".

Ahondando en su oposición al cannabis de uso adulto, Kast planteó que "dado el alcoholismo que existe hoy en Chile a nivel juvenil y la venta de tabaco a menores, no será posible, en base a esos antecedentes, regular el consumo de marihuana a menores". Es una objeción justa y basada en consideraciones prácticas, alejadas de la locura porros (o digamos maconha locura) exhibida por otros líderes regionales (y no sólo de la derecha).

La perspectiva de un marco regulador para el cannabis medicinal en Chile es muy emocionante. Chile no es sólo un mercado relativamente rico de 20 millones de personas, sino uno de los líderes económicos indiscutibles de América Latina. Por supuesto, por estas razones, la perspectiva de que Chile se abra al cannabis medicinal y de uso adulto es aún más emocionante. En cualquier caso, es de esperar que otros países de la región presten atención a lo que ocurra en Chile con el cannabis.

De momento, estaremos atentos a lo que ocurra en Chile el 16 de diciembre. Espere más de nosotros sobre los acontecimientos en el País de los Poetas.

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