En mayo de 2021, escribimos sobre la injusticia de que el Tribunal de Apelaciones de Mississippi confirmara una condena a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional en el caso de Allen Russell. El Sr. Russell fue encontrado en posesión de 43 gramos (1,5 onzas) de marihuana. Una de las bases jurídicas de la brutal condena del Sr. Russell fue el hecho de que tenía dos delitos previos. Sin embargo, desde el punto de vista moral, la sentencia fue escandalosa y provocó indignación y condena generalizadas.
Los abogados del Sr. Russell apelaron su sentencia ante el Tribunal Supremo de Mississippi. El Comité Pro Bono de la International Cannabis Bar Association ("INCBA") presentó un escrito amicus curiae en apoyo del Sr. Russell. Puede encontrar el escrito aquí. (Revelación completa: soy miembro de ese Comité y proporcioné alguna ayuda con el escrito, cuyo autor principal fue Michelle Mabugat con la ayuda del entonces estudiante de derecho Christopher Clark).
Lamento informar de la absoluta parodia que supone que la sentencia del Sr. Russell se mantenga y que pase el resto de su vida en una prisión estatal.
En mayo de 2022, una mayoría del Tribunal Supremo de Mississippi confirmó la condena a cadena perpetua del Sr. Russell, sin derecho a libertad condicional, frente a la disidencia de varios jueces. Una apelación ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos es la única vía de recurso del Sr. Russell. Por varias razones jurídicas complicadas en las que no voy a entrar, dicha apelación no tiene prácticamente ninguna posibilidad de que se le conceda el certiorari (revisión).
En lugar de criticar el dictamen del Tribunal Supremo de Mississippi, que confirma la condena a cadena perpetua del Sr. Russell sin derecho a libertad condicional por posesión de 43 gramos de marihuana, les exhorto a leer The New Jim Crow, Mass Incarceration in the Age of Colorblindness, de Michelle Alexander. O vean 13th, el impactante documental dirigido por Ava Duvernay. Esas obras explicarán mejor cómo en estos tiempos -en los que se pueden comprar acciones de una empresa de marihuana que cotiza en bolsa- una persona de color acaba en la cárcel de por vida sin posibilidad de salir nunca (¡nunca!) por 43 gramos de marihuana.
